Mi amigo el Marciano
Un balance uno
por Héctor Pitluk
24 de Diciembre 2012
Mi amigo el Marciano preguntó con incredulidad: “¿Porquéu ustedes,
terrícolous azulenious querer hacer uno balance ahora?”
Como todos saben el año terrestre tiene 365 días, y a su vez cada día
tiene 24 horas. Esto significa que los azuleños (terricoloazuleños, para ser
más precisos) tardamos 365 días en dar la vuelta al sol, que como sabemos desde
la época del gran Galileo Galilei está en el centro del sistema solar; y que la
tierra demora 24 horas en dar un vuelta sobre sí misma.
¡Grandes verdades! Pero, como todas las verdades, relativas: mi amigo el
Marciano dice que no, que el año tiene 687 días.
Del mismo modo existen sobre la tierra muchas otras cosas que creemos que
son de un modo, y resulta que no, que son de otro. Si como ejemplo sobra un
botón, miremos varios botones, o sea, varios ejemplos.
“La Patria se hizo a caballo”, pero la realidad verdadera es que la hizo
el rémignton, el ferrocarril y el telégrafo. Si se hubiera hecho a caballo
hubieran ganado los indios, que los tenían, reconocido por los propios gauchos,
muy superiores. (Ver nota del diario El Tiempo del 20 de junio de 2012).
“Los productores se van a fundir”. Buhé, a esta altura, esto ya no
necesita demostración. De todas formas se puede consultar en el número 6 del
periódico Miradas al Sur, del 22 de junio de 2008, el artículo “Cien días de
mentiras”, en el que el avezado periodista demuestra, con los números,
calculadora y cuentas hechas, que los productores no se fundían, fundieron, ni
fundirán.
“Que el Estado Nacional recupere el predio ferial de Palermo es una
venganza por la 125”, pero resulta que en 1991 el predio, que era del Estado,
fue entregado por Menem/Cavallo a la Sociedad Rural Argentina por 30 millones
de dólares, siendo que valía más de cien millones y que además, 21 años después
la SRA no terminó de pagar. Según palabras del propio presidente de la entidad,
Luis Miguel Etchevehere, aún deben 7 millones de dólares.
“Al intendente del Azul le preocupa especialmente la salud, porque es
médico”, sin embargo el personal del Hospital, ex compañeros de trabajo del
intendente, están en conflicto por cuestiones elementales, como magrísimos
salarios e insumos hospitalarios, que no se resuelven.
“Que la diferencia entre democracia y dictadura militar, está clara para
todos los argentinos”, pero el último viernes, tanto la secretaria del
intendente, Angela Fuoti, como el patovica anoréxico recién contratado, Trobajo,
le negaron el acceso a la reunión por el cierre de tres carreras en el
Instituto 2, que estaba desarrollando el intendente con miembros de la
comunidad educativa del mismo, a profesores y concejales que quisieron
participar con el cavernícola, y militar, argumento de TENGO ORDEN.
“Los funcionarios políticos están en el cargo para servir a la
comunidad”, pero las excepciones son terrícoloazuleñas: la Secretaria de
Desarrollo Económico, Alicia Baja…, perdón, Zubiría, dice que dejará el cargo,
pero que recién lo hará en febrero o marzo para arreglar las cuestiones
salariales que tiene con la facultad de agronomía, considerando además que en
el cargo de secretaria cobra de bolsillo más de 9 mil pesos y que como concejal
pasará a cobrar la mitad. ¡Y encima lo dice!
“Encuentro de culturas”. Se dice choque.
“Raíces pampas”. Claro, están tan profundas que no se las ven.
“Ciudad cervantina”. Terrícoloazuleños, con una mano en el corazón,
¿quién de ustedes leyó el Quijote?
“Todos tenemos un muerto en el placar”, es una frase que suele oírse en
círculos políticos locales, pero todos sabemos que no es así. Ellos lo tendrán,
nosotros, el pueblo terrícola y azuleño, no.
“Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, en parte sí y en parte no, porque
seguramente en todos lados pasarán cosas como las que pasan por estos pagos,
pero el Proyecto Nacional y Popular es una realidad que se expande por el
territorio de todo el país, a pesar de las demoras que tiene para desembarcar
en Azul.
Al respecto, con mi amigo el Marciano creemos que hemos encontrado la
clave del porqué de esta demora.
Resulta que, en relación a la polémica sobre la cantidad de días que
tiene el año, (365 según yo, y 687 según él), descubrimos que ambos tenemos
razón. Efectivamente la tierra tarda 365 días en dar una vuelta alrededor del
sol, lo cual constituye un año, pero terrícola. Como Marte está 80 millones de
kilómetros más lejos del sol que la tierra, efectivamente, ¡tarda 687 días en
dar la vuelta completa!
Hasta aquí la polémica con mi amigo Marciano: saldada y nuestra amistad
no corre peligro. “Vammous embrochacharnous” dijo contento mostrando otra de
sus debilidades: vino tinto y argentino.
Y esto qué tiene que ver con la problemática local, se preguntará usté,
querido lector.
Simple. Si el año tiene 687 días, recién pasamos la mitad, o sea que hoy
estaríamos alrededor del 15 de junio, y no finalizando 2012, o sea el primer
año de gestión del gobierno municipal.
Así que levantemos nuestras copas y brindemos, no ya por las fiestas de
fin de año (para las que todavía faltan 6 meses), si no porque no es que vamos
lento y no conseguimos transformar la realidad como nos propusimos en campaña. Todavía
tenemos tiempo, y el CAMBIO de RUMBO es posible.
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Mi amigo el Marciano
Mí no entiendou
por Héctor Pitluk
16 de Diciembre 2012
Recibí un fax de mi amigo el Marciano con algunos comentarios suyos que,
como siempre, suelen ser de utilidad para poner en evidencia varias cuestiones
de interés general, y otras más específicas y, por qué no decirlo, de
relevancia para el quehacer más específicamente local.
Como es sabido, la civilización marciana es mucho más evolucionada, tanto
técnica como espiritualmente, que la nuestra. Esto no impide que mi amigo el
Marciano, para comunicarse desde tan lejanas latitudes, (¿o quizás sea más
correcto decir altitudes?), lo haya hecho a través un fax. Curioso es que no lo
haya hecho por mail, celular, teléfono satelital, mensajito de texto, ftp,
facebook, telnet, twitter, skype o cualquiera otra de esas tecnologías modernas
de las cuales los terrícoloazuleños estamos tan orgullosos.
Podría haberse comunicado telepáticamente, pero tampoco: es un nostálgico
y quiso enviar un fax.
“Mí no entiendou”, comienza diciendo en el citado fax, y continúa expresando
su incredulidad citando textualmente un párrafo de uno de los últimos discursos
del intendente de Azul: “Debimos superar muchos palos en la rueda para lograr
esto, ustedes saben cuantas dificultades ha debido superar este intendente para
poder seguir adelante con su gestión porque la política se ha estado jugando en
terrenos que uno no estaba acostumbrado a ver y debimos pelearla desde allí”.
“¿Qué quiere decir palous en lo rueda?”, pregunta mi amigo el Marciano
con su característico acento; “mí no entiendou, ¿acaso significa su propiou
gabineteu?”. Tampoco entiende por qué el intendente dice “este intendente”
cuando habla de sí mismo, y sigue preguntándose cuáles serían los terrenos en
que este intendente estaba acostumbrado a jugar la política.
En relación a la afirmación: “vimos cómo se quiso desprestigiar
públicamente por ejemplo a la subsecretaria Olga Pomphile a quien quiero
reivindicar”, me cuenta que en Marte cuando un marciano tiene una cuenta
bancaria a su nombre, y en esa cuenta le depositan durante 6,7 u8 meses
acumulándose el dinero, el hecho de que no lo haya retirado lo único que
demuestra es que el marciano no necesitaba usar, durante ese tiempo, ese
dinero.
Por supuesto que el problema no es el número de funcionarios, si no qué
hacen y para qué están en la función. Si después de doce meses, o sea un año
terrícola o tres cuarto de año marciano, el partido de Azul no ha podido
evidenciar, por ningún lado, el triunfo del Frente para la Victoria, a pesar
del CAMBIO de RUMBO reclamado desde sus propias bases, el problema ya no es
sólo de nombres si no de políticas.
De todas formas, afirma mi amigo el Marciano al final del fax, está muy
bien que “este intendente” reivindique a sus funcionarios, si, al fin y al cabo,
es lo único que le queda.
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Mi amigo el Marciano
Combustibles
por Héctor Pitluk
9 de Diciembre 2012
En su última visita a la tierra, le pregunté a mi amigo el Marciano cómo
hacía para hacer un viaje tan largo en su pequeña nave; dónde llevaba la enorme
cantidad de combustible que yo imaginaba debía cargar para semejante travesía; ¿o
acaso ya dominaban las seis coordenadas del espacio-tiempo hexadimensional y se
movían entre los intersticios intramoleculares a velocidades próximas a la de
la luz?
Me respondió que no, que simplemente usaban las convicciones como
combustible.
Ante mi cara de asombro insistió: “nuestrous conviccionos es lo
combustibleu”.
Enseguida me vino a la memoria la famosa frase de Néstor Kirchner al
asumir como presidente en el año 2003: “Formo parte de una generación diezmada,
castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en
valores y CONVICCIONES a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la
Casa Rosada” y mi desazón fue inmediata.
En su sabiduría simple, mi amigo el Marciano había dado, una vez más, en el
clavo. Ellos habían resuelto el problema energético de un modo maravilloso,
¿pero cómo haríamos nosotros? ¿Dónde encontrar las convicciones
terrícoloazuleñas?
Aumentó mi zozobra al recordar la frase inmediata de aquel memorable
discurso: “No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción
por pragmatismo”. Sería algo así como cargar gasoil en un auto que anda a
nafta, pensé en ese momento. Terminaba esa frase Néstor diciendo: “Eso
constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo. Soñé toda mi vida
que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero
con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también
es memoria sobre nuestras propias equivocaciones”, los aplausos interrumpieron
al flamante Presidente que completó afirmando que “memoria sin rencor que es
aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión”.
Mi amigo el Marciano notó la pena que me invadía y para consolarme me
explicó que en su tierra, en su marte, digo, claro, tampoco había sido fácil,
que había pasado mucho tiempo hasta descubrir el nuevo combustible y mucho más
hasta poder utilizarlo de forma práctica; que la batalla no había sido sólo
técnica y científica, si no que había muchos que no estaban de acuerdo, que
había demasiados intereses creados que se oponían a cualquier progreso. “Unou
cuestión políticou, chée”, dijo con ese acento tan típico de los marcianos
cuando se quieren hacer los porteños, para tratar de levantarme el humor.
Para mostrarle que no estaba loco, que mi desesperanza tenía una razón de
ser, busqué el discurso de Néstor y le leí, textualmente, el último párrafo: “No
he pedido ni solicitaré cheques en blanco. Vengo, en cambio, a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia
identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la
construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el
de volver a tener una Argentina con todos y para todos”. Hice una pausa y
seguí: “Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una
Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país
más justo. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una
nueva y gloriosa Nación: la nuestra. Muchas gracias. ¡Viva la patria!”
Visiblemente conmovido, mi amigo el Marciano me miró y dijo: “Algo mi no
entendieu, ¿qué es Patriou?”
Después de un largo silencio, lo miré a los ojos buscando las palabras
que no me salían, me perdí en sus ojos verdes y por momentos me pareció estar
volando sobre una tierra desconocida, paisajes extraños y los rostros de miles
de personas se me aparecían a gran velocidad, conocidos y desconocidos, los que
viven y los que no están, todos juntos dirigiéndose hacia un lugar, que aunque
no podía ver, sabía, intuía, todos conocían.
De repente, casi sin darme cuenta, le dije, Patria es eso, un sueño de
levantar sobre la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación, a la que se
llega movido por las convicciones.
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Mi amigo el Marciano
El miedo al Medio
por Héctor Pitluk
30 de Noviembre 2012
Antes de volverse el martes, a Marte, claro, mi amigo el Marciano se hizo
un tiempito para pasar por el Concejo Deliberante.
”Nao intiendou, mia confusio es muchau grandeu”, me confesó con su característico
acento interplanetario.
Sucede que, los concejales de la oposición, en su afán de estar de
acuerdo con el proyecto del Frente para la Victoria de relocalizar la antena de Canal 7, actualmente en poder de
Cablevisión, aunque debería estar a cargo del Estado Municipal, en vez de
aprobar el proyecto, lo enviaron a comisión.
“Reloco esto de recolocar”, debe haber pensado mi amigo el Marciano,
aunque no pude entender lo que me dijo, a pesar de sus habilidades telepáticas,
ya que, como es sabido, los trabalenguas no son el fuerte de los marcianos.
Por otro lado, en su lógica marciana, como en definitiva en la nuestra
también debería serlo, si un proyecto que nació hace más de siete años, fue
propiciado y apoyado por diversos sectores políticos (incluso algunos de los
actuales concejales opositores), que durante estos siete años durmió en
cajones, pasó a comisiones, sufrió modificaciones, conquistó nuevas adhesiones
para finalmente ser archivado, tiene la oportunidad de recolocar la antena de la Televisión Pública
y pluralizar las voces que se escuchan en el partido de Azul, es nuevamente
enviado a comisión, algo, entre lo que se dice y lo que se hace, está fallando.
“¿Moniopolious?” preguntó asombrado mi amigo el Marciano cuando traté de
explicarle el tema de la posición dominante de determinadas empresas en
diferentes rubros del quehacer humano.
Pero no entendió, eso es algo que no existe en su tierra (en su marte,
digo).
Los medios de comunicación son el cuarto poder, cuando no el primero,
ensayé en otro intento vano de hacerle comprender algunas cuestiones.
“Los terrícoloazuleños ser muchou extaños” me transmitió con poco acento,
pues, como es sabido, cuando se comunican con mensajes telepáticos los
marcianos hablan nuestro idioma casi a la perfección.
¿Cómo hacerle entender lo inentendible? El miedo a los cambios muchas
veces paraliza. Democratizar la palabra, pluralizar las voces, permitir las
diferentes expresiones, aceptar las opiniones opuestas, cuestionar las
estructuras son objetivos loables esgrimidos por todos pero que, ante la
posibilidad concreta de comenzar a vehiculizarlos, de participar del cambio,
puede enceguecer a los menos decididos.
¿Cómo entender si no el temor desmesurado de algunos concejales sobre
quién estará a cargo de determinar cuáles serán los futuros contenidos que
retransmitirá la antena en los noventa minutos destinados a producción local una
vez relocalizada, mientras que los contenidos que se transmiten actualmente, y
durante todos estos años, fueron resueltos con absoluta arbitrariedad, sin
consultar con nadie? ¿Es que antes no les preocupaba y ahora que se propone que
sean más actores los que participen de esos contenidos les parece peligroso? (No
hay que olvidar que el planteo del Proyecto de relocalizar la antena y que el
Municipio se haga cargo de los equipos que le pertenecen es el paso previo,
indispensable e ineludible a la elaboración de nuevos contenidos).
En este aspecto, los marcianos también son como niños, que entienden
cosas con mayor simplicidad que los adultos, y mi amigo el Marciano pescó al
vuelo el quid de la cuestión: “miedou al mediou” sentenció, y mucho más
tranquilo por haber desentrañado, en este viaje, un aspecto más de la
personalidad de los humanos, puso en marcha su vehículo y remontó vuelo.
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Mi amigo el Marciano
por Héctor Pitluk
25 de Noviembre 2012
25 de Noviembre 2012
Mi amigo el Marciano, como hace periódicamente, vino a comer un asado el
lunes 19 de noviembre. Una fiesta de la democracia, me dijo cuando vio esa
multitud subiendo las escaleras del Concejo Deliberante. Decenas de personas de
rostros felices ascendiendo los peldaños de a dos que estallaron en aplausos,
cánticos y “cartaroun lo marchitau”, me dijo entusiasmado con ese acento tan
característico de los marcianos cuando tratan de hablar en nuestro idioma.
Como es sabido, a pesar de sus habilidades telepáticas, los marcianos,
que en este punto son como niños, se cansan rápido, se aburren y al tercer “hay
que preguntarle a Requelme” se fue del recinto a comer el asado con sus amigos
terrícoloazuleños.
Había cordero al asador, tapa de asado a las brasas y, por supuesto, sólo
para él, su plato preferido: brochet de sapo con cebolla, morrones y trocitos
de hígado de “zorrillou”, como lo llama él.
De repente, y gracias a sus ya mencionadas habilidades telepáticas,
anunció que tenía que volver al Concejo.
La Interpelación
al intendente Inza estaba finalizando. El entusiasmo de algunos funcionarios
políticos, transmutados en directores de candombe, los pocos empleados
municipales cuya fidelidad les permitió llegar hasta el final, los parientes y
la obsecuencia de los obsecuentes y oportunistas en general, contagiaron a mi
amigo el Marciano que hasta ensayó un “groun candutouuur”.
No entendió la parte en que en ese contexto se citaban a los muertos y
desaparecidos, a pesar de la euforia demostrada por algunos alcahuetes, que
evidentemente usan esas palabras con la misma liviandad con la que hacen un
huevo frito.
Una verdadera fiesta de la democracia, en la que se escuchó a personas
con grado de director para arriba palmear al intendente alegremente diciendo
“otra batalla ganada” o “ganamos dieciocho a cero”. ¿En qué guerra o en qué
deporte estará sumergida esta gente?
Estaban todos contentos, como mi amigo el Marciano, al que le gusta
tragar sapos y no le importa comer zorrinos, aunque tengan malos olores y se le
queden pegados.
Mientras tanto, el Pueblo sigue esperando el CAMBIO de RUMBO.
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